jueves, 8 de octubre de 2015

En la sociedad actual, la alta concentración de población en las áreas urbanas así como, las innovaciones tecnológicas con las cuales se han desarrollado medios de transporte de mayor capacidad y alta velocidad, han expuesto a los individuos ante un elevado riesgo de convertirse en víctimas de desastres masivos, tales como, las tragedias aéreas, los choques múltiples de vehículos, los choques de trenes, los grandes naufragios, etc. Además de estas situaciones accidentales, el hombre mismo se constituye en victimario provocando actos de violencia en las calles, los atentados terroristas, los suicidios y asesinatos en masa. De forma inexorable, las catástrofes naturales como huracanes, erupciones volcánicas, inundaciones, terremotos e incendios forestales, también arrojan gran cantidad de víctimas. Todos estos sucesos dejan a los sobrevivientes en condiciones de desamparo, sufrimiento y confusión colectiva, al mismo tiempo que por razones legales, morales, sociales y sentimentales, la comunidad demanda la identificación temprana de las víctimas. 

En medio de la conflictividad política, económica y social que caracteriza los países latinoamericanos, la situación carcelaria se constituye en un problema siempre postergado, donde factores como la carencia de recursos económicos, la corrupción administrativa, la arbitrariedad en las detenciones, el retraso en el proceso penal, el hacinamiento y las condiciones ambientales deplorables, acrecientan la inseguridad en los recintos penitenciarios. Es por ello que estos se han convertido en escenarios propicios para la sucesión de ciclos de incidentes violentos graves tales como asesinatos, motines, toma de rehenes, tráfico de drogas y armas, fugas masivas, etc., los cuales han generado un elevado número de víctimas. En medio de este panorama, el 3 de enero de 1994 en la Cárcel Nacional de Sabaneta en Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela, se desencadenó el suceso de violencia carcelaria que ha producido el mayor número de víctimas en nuestro país. A partir de una disputa por razones de liderazgo y territorio, un grupo de reos provocó un incendio donde fallecieron 101 reclusos y se produjo casi un centenar de heridos. El equipo que llevó a cabo las labores de identificación estuvo conformado por cinco patólogos, dos antropólogos y dos odontólogos forenses. Sin embargo, este proceso fue obstaculizado por la inexistencia de un archivo confiable de reseñas dactilares, así como de registros dentales en el servicio médico-odontológico que funcionaba en el penal, aunado a la escasa información suministrada por los familiares en relación con posibles odontólogos tratantes de las víctimas, antes de su ingreso al recinto carcelario [9]. 
El problema fundamental que se plantea el equipo médico-forense al momento de determinar la identidad de un cadáver, radica generalmente en el deterioro físico y el deficiente estado de conservación de los restos sobre los cuales debe actuar, cobrando así importancia la participación del odontólogo forense. En consecuencia, este especialista cumple un rol determinante en las labores de identificación médico-legal especialmente cuando se requiere identificar un gran número de víctimas producidas a partir de un desastre masivo, donde el mal estado de conservación de los restos, así como la presencia de cuerpos mutilados, carbonizados y esqueletizados, dificulta considerablemente los procedimientos de identificación. 
Ahora bien, existen condiciones que le confieren este importante papel a la Odontología Forense. Dentro de este contexto, encontramos que tanto los dientes naturales como los materiales empleados en la confección de aparatos protésicos y ortodóncicos poseen una alta resistencia ante la acción de agentes físicos y químicos lesivos (fuego, ácidos y bases fuertes, etc.). Además, las estructuras orales y periorales se encuentran protegidas por los tejidos musculares que recubren el macizo facial. Particularmente, la dentadura presenta características individuales como son el número de dientes presentes y ausentes en las arcadas, tipo de restauraciones y material empleado en ellas, anomalías de forma, tamaño y/o posición de los dientes, así como el uso de prótesis y dispositivos ortodóncicos. Todos estos datos imposibilitan la existencia de dos personas con denticiones iguales. 
Generalmente, el procedimiento empleado por la Odontología Forense se basa en la comparación de los datos y registros dentales ante-mortem con los obtenidos post-mortem mediante la autopsia bucal. La historia clínica dental que se lleva de rutina en todo consultorio odontológico contempla un odontograma donde el profesional registra mediante símbolos, las piezas dentales presentes y ausentes, así como el número y tipo de restauraciones dentales. Otros datos que se incluyen en este documento son las rehabilitaciones protésicas, así como cualquier otro tipo de tratamiento realizado. Sin embargo, cuando ocurre un desastre masivo estos registros no siempre existen o no están disponibles debido a la falta de un archivo central, por lo que su búsqueda puede resultar un proceso prolongado y frustrante, especialmente cuando las víctimas son civiles. 
Ante estas circunstancias y considerando la dificultad que representa el grave deterioro de los restos cadavéricos, los esfuerzos que realizan las autoridades competentes en el proceso de identificación de las víctimas de un desastre masivo pueden resultar infructuosos, siendo frecuentemente elevado el número de cadáveres en los cuales no es posible establecer la identidad, sobre todo cuando no se dispone de tecnologías avanzadas para el análisis de muestras, como ocurre en nuestros países latinoamericanos. Se han reportado casos donde la falta de condiciones ideales para el almacenamiento de los cadáveres y la necesidad de implementar medidas que prevengan un inminente brote epidémico infeccioso debido a la contaminación ambiental, han obligado a proceder con la inhumación de los restos, aunque no se haya logrado la identificación plena de las víctimas. No obstante, si después de la sepultura, los familiares, odontólogos tratantes u otras personas interesadas proporcionan alguna nueva evidencia o información relevante, que una vez confrontada con los hallazgos descritos en los informes de las autopsias médicas y odontológicas ofrecen la posibilidad de una identificación positiva, se procede cumplidos los trámites legales y sanitarios, a la realización de la exhumación de los restos y a practicar una nueva autopsia bucal, así como a la valoración de cualquier nuevo hallazgo que pueda contribuir a la identificación del cadáver. Es práctica común en estos casos, la realización de una ronda de reconocimiento visual, en la que participen familiares o allegados a la víctima. Es en este momento, cuando cobra importancia la conservación del aspecto facial en el cadáver, la cual depende de factores como la data y causa de la muerte, el avance del proceso de descomposición, el tipo y material empleado en el embalsamamiento de los cadáveres y la metodología utilizada para lograr el acceso a la cavidad bucal, que en conclusión resultan determinantes para el logro del establecimiento de la identidad que se investiga. 
En términos generales, el proceso de exhumación de un cadáver tiene entre sus objetivos, aclarar interrogantes en cuanto al origen y circunstancias que rodearon la muerte, así como también establecer la identidad o confirmar una identidad pre-establecida, cuando nuevos elementos aportados por las investigaciones arrojen dudas sobre la veracidad de la misma. En los protocolos de autopsia bucal durante un procedimiento de exhumación, además de los pasos rutinarios han de considerarse variables como el grado de conservación del cadáver y la forma como fueron preservados los restos, debido a la dificultad que puedan generarse en cuanto al manejo de los tejidos. Con esta segunda autopsia bucal se persigue corroborar los hallazgos y las descripciones realizadas en la autopsia bucal previa a la inhumación. Además, el procedimiento permite la confrontación de nuevas evidencias, especialmente las dentales, así como la realización de nuevas rondas de reconocimiento por parte de las personas cuyo estado emocional en el momento inmediato a la tragedia les impidió realizar una observación objetiva de los cadáveres o que, anteriormente no tuvieron la oportunidad de participar en el proceso de identificación del individuo fallecido. 
En el presente trabajo se reporta la exhumación con fines forenses de cuatro victimas no identificadas provenientes de la Masacre de la Cárcel de Sabaneta, ocurrida el 3 de enero de 1994, en Maracaibo, Venezuela, a las cuales se les había practicado la autopsia bucal antes de su inhumación.




Bibliografía: 

Fereira Paz J.L., Espina de Fereira A., Barrios Ferrer F., Espina Rojas O.. Autopsia bucal post-exhumación en víctimas de un desastre masivo: Masacre de la Cárcel de Sabaneta, Maracaibo, Venezuela. Cuad. med. forense  [revista en la Internet]. 2002  Oct [citado  2015  Oct  08] ;  (30): 23-32. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-76062002000400002&lng=es.

Ética profesional en la odontología forense

En los días actuales, una de las quejas más frecuentes de los usuarios y de los profesionales de salud está relacionada con la llamada des humanización de la práctica médica, que puede ser entendida como una violación del ser humano y de su humanidad(1). Eso puede ocurrir, porque prácticamente todas las áreas de la salud, siguen el camino de los anti-valores humanos, de la individualidad con exclusión del otro, de la sociedad no solidaria. Además, algunos autores creen que el mayor número de errores en la profesión, se debe al aumento de las facultades de odontología creadas y al menor preparo del contingente de cirujanos dentistas formados(2).
Ante eso, toda propuesta de enseñanza debe posibilitar al alumno la adquisición de competencias en las dimensiones del saber (dominio teórico conceptual), del saber hacer (habilidades básicas para el ejercicio de la práctica profesional), del saber ser (desarrollo de actitudes necesarias para la relación humano y ético de la práctica) y del saber convivir, con los avances tecnológicos y con los cambios del mundo del trabajo(3). Sin embargo, la enseñanza de Odontología se caracteriza como educación vocacional "directiva", que intenta llevar el estudiante la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes concentradas en torno de su práctica(4).
En las directrices Curriculares de 2002, los contenidos esenciales para el curso de Odontología están divididos en contenidos que involucran las Ciencias Biológicas y de la Salud, Ciencias Humanas y Sociales y Ciencias Odontológicas. Las Ciencias Sociales y Humanas, en las que se incluyen "los contenidos referentes a las diversas dimensiones de la relación individuo/sociedad, contribuyendo para la comprensión de los determinantes sociales, culturales, comportamentales, psicológicos, ecológicos, éticos y legales, en los niveles individual y colectivo, del proceso salud-dolencia"(5). En este campo están inseridas las asignaturas de Ética Profesional y/u Odontología Forense, que son objetos de estudios de este trabajo.
Aunque el currículo de la Odontología presente asignaturas estrictamente teóricas, éstas deben estar fuertemente basadas en actividades prácticas realizadas por los alumnos en las clínicas de las universidades. Es en esas clínicas que el futuro profesional aprende, ejerce acciones, asimila conductas y adquiere hábitos, haciendo de ellas espacios privilegiados no sólo para el aprendizaje de procedimientos técnicos, sino también para el ejercicio de la reflexión de esos temas.

Bibliografía: 


Gonçalves Patricia Elaine, Saliba Garbin Cléa Adas, Isper Garbin Artênio José, Saliba Nemre Adas. La enseñanza de la Ética Profesional en la Odontología Forense en Facultades Brasileñas. Rev Hum Med  [revista en la Internet]. 2008  Dic [citado  2015  Oct  08] ;  8(2-3): . Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-81202008000200011&lng=es.

Identificación en odontología

Cada persona es única, con características que no se repiten en cualquiera de los planos científicos y estructurales, lo que permite mediante técnicas científicas la caracterización única y específica de cada individuo. La identificación permite determinar la individualidad o identidad de una persona mediante la tipificación de un conjunto de signos que lo diferencian de los demás, sin embargo los métodos han evolucionado desde los orales, pasando por los escritos hasta los biológicos. El uso de un nombre es quizás el método más antiguo y es el nexo entre la persona jurídica y la persona física. A tal nombre se le asociaban adjetivos, ubicaciones, etc, que buscaban garantizar una identidad única.

 Cada persona tiene el derecho de una identidad ante la sociedad que está en relación directa con el ejercicio de sus deberes y derechos ante la sociedad y tales características que lo definen como individuo también han de caracterizarlo ante la ley cuando se sospeche que haya incurrido en delito, valiéndose para ello de procedimientos sobre el mismo o sobre personas u objetos relacionados a tal. La identificación tiene importancia en el ámbito penal y civil y puede abarcar desde el establecimiento de responsabilidades en un crimen hasta las compensaciones de los familiares. Las evidencias que definen la identidad de la persona pueden derivar de su mismo cuerpo, a las que se denominan orgánicas o pueden estar relacionadas a él pero no provenir de su cuerpo, a las que se conceptualizan como inorgánicas; desafortunadamente las evidencias no siempre son determinantes absolutas de la identidad y pueden solo dar indicio el mismo. De todos los indicios que se pueden ubicar en la escena de un crimen, las huellas corporales en general son las más comunes. Durante el I congreso de Medicina Legal en La Habana de 1946 la Odontología Forense se reconoció como autónoma y durante la Convención Nacional de nuestro gremio en Maracay en 1980 fue aprobada como especialidad . Desde hace casi medio siglo la identificación de cadáveres a través de las evidencias dentales ha sido quizás el método más confiable o incluso el único, ya que tanto los dientes como los materiales empleados en las diversas disciplinas de la profesión son resistentes tanto al fuego como a los cambios postmortem, haciendo que el Estomatognatólogo que se dedica a esta especialidad sea miembro fundamental del equipo forense, pudiendo lograr evidencias concluyentes con procedimientos rutinarios.

Aparicio DC y col establece que dentro de los procedimientos de autopsia buco-maxilofacial tenemos el odontodiagrama, rugoscopia, queiloscopia, levantamiento maxilar, resección maxilo-mandibular, toma de muestras y biometría de las arcadas. A estos se les puede sumar la comparación radiográfica de los senos maxilares y del patrón óseo, así como la comparación con dispositivos protésicos que proporcionan información social (tipo de prótesis, calidad, materiales…) y biométrica (forma, presencia de rugas).  Ningún Odontólogo debe considerar que su campo de experticia se limita a dientes, la Ley de Ejercicio de la Odontología vigente, en su artículo 2 claramente establece que nuestro campo de acción comprende no solo la boca, sino de las regiones anatómicas que la limitan o comprenden . Es por ello que como Estomatognatólogos contamos con una variedad de estructuras duras y blandas alternativas y complementarias al análisis de las evidencias dentales

 RUGOSCOPIA


Las rugas palatinas son estructuras anatómicas en relieve que se presentan en la porción anterior del paladar, justo por detrás de los dientes anterosuperiores y de la papila incisiva, bilaterales a la línea media. Ohtani M y col, (7) hacen referencia que este método fue sugerido por primera vez como método identificatorio por Allen en 1889. También es importante destacar que tales rugas son obtenibles no solo con impresión de la mucosa per se, sino de aparatos protésicos (y por ende afines como los ortopédicos).

En que se detallan las rugosidades o rugas palatinas justo por detrás de los dientes anterosuperiores. A: Papila Incisiva. B: Rugas Palatinas. C: Rafe Médio.


Este método consiste en la identificación mediante la clasificación de las rugas palatinas por su número, forma, tamaño y ubicación. El hecho que estas persistan toda la vida desde su aparición en el tercer mes de gestación, que sean únicas en cada persona incluso entre gemelos y que por su ubicación se encuentren relativamente protegidas por los labios, dientes, por la bolsa adiposa de Bichat en carrillos y por los huesos maxilares, lo que hace que sean menos afectadas por la descomposición e incineración, hace que estas sean valiosas y aceptadas en la identificación, equiparándolas con las huellas dactilares. Las rugas se pueden clasificar de acuerdo a su forma en Rectas, Onduladas, Curvas, Circulares, Inespecíficas; según sus bifurcaciones (de haberlas) en Unificaciones o Ramificaciones (de acuerdo al largo, menor o mayor), a su vez estas pueden ser Convergentes o Divergentes dependiendo de su origen.

QUEILOSCOPIA 

Según Correa citado por Negre 1.Es el estudio, registro y clasificación de los rasgos labiales en donde se considera su forma, grosor, huellas labiales y comisuras Las huellas labiales son las impresiones que dejan los labios al entrar en contacto con superficies más o menos lisas y estas pueden ser visibles cuando los labios están manchados (generalmente con cosméticos) o ser latentes cuando están revestidos por saliva.

 La importancia de las huellas labiales trasciende la mera impresión física, también son fuente de material genético.Ya desde principios del siglo XX Fischer en 1902 había descrito los surcos labiales. Tales surcos son permanentes, se recuperan luego de ciertas enfermedades y son únicos salvo en caso de gemelos homocigóticos y en tales casos tienden a semejar el de alguno de los padres siendo contributorio en pruebas de paternidad 1, las huellas labiales son evidentes desde la 6ª semana de vida intrauterina.

Utsuno H y col determinaron que se pueden obtener huellas claras si se toman antes de las 24hs luego de la muerte pero que son necesarios más estudios en condiciones ambientales. También señalan que para una muestra adecuada se debe limpiar la boca de residuos y sangre, se debe secar aplicar una delgada capa de lápiz labial. Cabe destacar que el estudio de las impresiones labiales no solo considera el patrón de la semimucosa labial, sino también del grosor (delgados, medianos, gruesos, muy voluminosos y la combinación de estos o mixtos), la dirección de las comisuras (horizontales, decaídas, elevadas) y finalmente las huellas labiales de la cual hay muchas clasificaciones que no se tocarán en este trabajo.

Bibliografía: 

- Grimaldo Cs.Rugoscopia, queiloscopia, oclusografia y oclusoradiografia como metodos de identificacion en odontología forense. Una revision de la literatura.Acta Odontológica Venezolana.- VOLUMEN 48 Nº 2 / 2010. Disponible en:  www.actaodontologica.com.

La entomologia forense

La Entomología Forense, también llamada Entomología Médico-legal, es el campo del saber donde la ciencia de los artrópodos es empleada como herramienta en las investigaciones de la escena del crimen y otros casos forenses, cuando el cadáver es hallado bajo condiciones extraordinarias, resultando insuficientes los métodos de la Patología Clásica. Es así que la Entomología Forense representa una ayuda invaluable en casos de cuerpos muy descompuestos, como ocurre en las muertes por homicidio, muerte repentina como la anafilaxis por picadura de abeja o accidentes de tránsito, donde los restos humanos son colonizados por insectos [1,2,3]. El entomólogo forense participa en la identificación de los artrópodos y en el análisis de la data entomológica, en la interpretación de esta y así, contribuye con la determinación del tiempo o Intervalo Post-Mortem (I.P.M.), y lugar de la muerte. Con tal finalidad, debe seguir dos enfoques principales: el primero, consiste en la observación del desarrollo de los insectos de acuerdo a la temperatura (generalmente el de las moscas); y el segundo, está representado por el reconocimiento de la sucesión predecible de artrópodos que facilitan la descomposición de la materia orgánica, incluyendo los cuerpos humanos o cadáveres de animales [1,4].
El cadáver es un recurso trófico, el cual induce una sucesión de colonizaciones con diferente composición faunística, debido al rol que desempeña cada uno y por su llegada de acuerdo a la etapa de descomposición. Este proceso es dependiente casi en su totalidad de un gran cúmulo de variables como la temperatura, la humedad relativa, el tipo de vegetación, el pH del suelo, la temporada estacional y las circunstancias de la muerte, por lo que en los últimos años el objetivo fundamental de la Entomología Forense se ha enfocado hacia el estudio del comportamiento de estas oleadas necrófagas con respecto a tales factores, y dirigido principalmente hacia la determinación del I.P.M. [1,4,5].
La Entomología Forense se remonta al año 1235 d.C. cuando el investigador chino Sung Tz´u escribió un libro titulado "The Washing Away of Wrongs" el cual fue traducido en 1981 por McKnight, de la Universidad de Michigan, Estados Unidos de Norteamérica. Se presume que ese texto fue el primer caso de Entomología Médico-criminal reportado. En el mismo, describe que tras un asesinato por acuchillamiento, el líder político de la comunidad mandó llamar a los habitantes de su pueblo y les pidió colocar sus hoces en el suelo, notando que una de ellas se rodeó de moscas, debido posiblemente a que conservaba trazas de sangre ya descompuesta. Así, se determinó que su propietario había sido el responsable del crimen [1,4].
En el año 1668, Francesco L. Redi refutó la hipótesis de la "Generación Espontánea de la vida", llevando a cabo estudios sobre carne putrefacta la cual fue expuesta y protegida de las moscas observando así, la sucesión y no sucesión de la mismas [1,4]. Más tarde, en 1855, Bergeret en París, fue el primer occidental en utilizar los insectos como indicadores forenses. Reportó el caso del cuerpo de un bebé encontrado oculto en una casa, detrás de un manto de yeso. Se determinó que, la asociación de insectos y cuerpo puntualizaba el estado de descomposición, cuya data se remontaba en este caso, a varios años atrás [1].
Entre los años 1883 y 1898, J.P. Mengin detalló cuidadosamente la sucesión predecible de artrópodos asociada con la descomposición del cuerpo. Publicó una serie de artículos referidos a la Entomología Médico-criminal. El más famoso de ellos fue "Fauna of Cadavers", que sirvió en gran parte para crear una profesión médica y legal consciente de que los datos entomológicos, podían comprobar su utilidad en las investigaciones forenses [4].
En la actualidad, existe un gran número de investigaciones que tratan directamente sobre Entomología Forense. Entre los trabajos más destacados se encuentra la obra de Jason Byrd y James Castner, titulada "Forensic Entomology. The Utility of Arthropods in Legal Investigations", publicado en el año 2001. Así mismo, Mark Benecke ha contribuido con una gran cantidad de aportes a la Entomología, entre los cuales destaca su libro que lleva el título de "Insects and Corpses", editado en el 2002. También destaca el texto escrito por Greenberg y Munich, publicado ese mismo año y titulado "Entomology and the Law: Flies as Forensic Indicators", donde se describe la morfología de las moscas de importancia forense, abarcando diferentes países del continente americano.
Como resultado de estos esfuerzos, la Entomología Forense ha adquirido una gran importancia dentro del campo de la Medicina Legal en países como Estados Unidos, Canadá, Tailandia, Italia, España y Alemania, los cuales tienen en común su localización por encima de los 23º N. Estos trabajos han estado sujetos a las condiciones ambientales características de cada uno de esos países, donde hay cuatro estaciones anuales bien definidas, las cuales per sé presentan especies y actividad artrópoda propias [6,7,8].
En contraste, son pocos los estudios que describen la ecología de los artrópodos y el ciclo de descomposición de mamíferos en los ecosistemas de la región neotropical, los cuales son dinámicos y se encuentran sujetos a la influencia de un amplio espectro de procesos ambientales [9]. En Perú, que representa la excepción, varios investigadores entre los que destaca Bernard Greenberg, han dirigido sus esfuerzos hacia las investigaciones entomoforenses de ese país, dejando como legado una gran cantidad de reportes y descripciones de su entomofauna cadavérica.
Los bosques de América Latina y el Caribe son los bosques tropicales más importantes del mundo, tanto por su extensión geográfica como por su riqueza biológica y complejidad ecológica. De los diez países con los bosques tropicales más extensos, seis se encuentran en el Neotrópico, estos son: Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, México y Venezuela, abarcando casi la mitad de los bosques de esta categoría. El clima neotropical se caracteriza por presentar temperaturas predecibles y relativamente constantes de una estación a otra, sin embargo, los regímenes lluviosos son más variables de tal manera que, la diferencia entre las estaciones puede estar regida por la presencia de lluvias. A estas condiciones climáticas se agrega un paisaje caracterizado por altas montañas, páramos de altura, zonas húmedas, bosques, extensas planicies, desiertos, estepas y manglares. Es así como la combinación de climas y accidentes geográficos proporciona diferentes hábitats, por lo que el rasgo predominante de la región neotropical es su impresionante diversidad, tal vez la mayor de todos los continentes. Además, es la región más húmeda del planeta y alberga al mismo tiempo el área más seca, representada por el desierto de Atacama [10,11].
Aunque los resultados de los estudios llevados a cabo en Entomología Forense han sido muy útiles en las pesquisas de la escena del crimen en diferentes países, son escasas las investigaciones que se han realizado en el neotrópico, por lo cual el presente trabajo tiene como objetivo hacer una revisión de las metodologías y resultados reportados en relación a la entomofauna asociada a cadáveres, enfatizando los obtenidos en los países neotropicales. Así mismo, se llevó a cabo un trabajo de campo que consistió en observaciones y capturas diarias de insectos en tres cadáveres de gato doméstico y cuatro cadáveres de ratas blancas, durante diez días.

Bibliografía: 

MAVAREZ-CARDOZO, MG.; ESPINA DE FEREIRA, AI.; BARRIOS-FERRER, FA.  y  FEREIRA-PAZ, JL.. La Entomología Forense y el Neotrópico. Cuad. med. forense [online]. 2005, n.39, pp. 23-33. ISSN 1135-7606. 

Antecedentes de la odontología forense.

ANTECEDENTES:

 La Odontología está presente en la humanidad desde el año tres mil (3000) A.C, con los médicos Egipcios, que incrustaban piedras preciosas en los dientes, tres siglos más adelante en China se reportan tratamientos con acupuntura para aliviar el dolor dental, sucesivamente en el año 700 A.C los Etruscos y Fenicios experimentaron con el primer tipo de prótesis dental, realizado con bandas y alambres de oro junto con dientes naturales previamente extraídos, al igual que iniciaron la implantación de materiales como el marfil y conchas marinas como elementos restauradores, también los indos Mayas utilizaron incrustaciones de oro, piedras preciosas y diversos minerales para la restauración dental y luego fueron copiados por los pueblos Incas y Aztecas y finalmente hasta llegar a la Grecia antigua, donde la Odontología era practicada y enseñada como ciencia en las diversas escuelas medicas de la época. Data la historia que el arranque científico de la Odontología Forense como especialidad, fue a partir de 1898, cuando Oscar Amoedo publicó su libro “L´ art dentaire en Medicine Legal”, desarrollándose a partir de entonces, toda una normativa legal en relación a la Odontología. En cuanto a la Odontología Forense podemos decir que ya desde la antigüedad fue aplicada en el campo de la identificación de personas, pudiendo citar como ejemplos en el año 1477, en la Batalla de Nancy, muere Carlos el Temerario, Duque de Borgoña y es posible lograr su identificación por la ausencia de varios dientes en la arcada superior, los cuales había perdido previamente a su muerte al caer de un caballo que montaba.

En 1775, el General Warren murió en la Batalla de Bread´s Will, y fue reconocido por un puente de marfil y plata que le había colocado su dentista Paúl Revere. El Príncipe Napoleón IV, que murió en 1809 en África, su cuerpo fue identificado cuando lo trasladaron a Inglaterra llegando totalmente descompuesto el cadáver, y su dentista, el Doctor Evans, comprobó una obturación de oro que le había realizado, siendo así identificado.

En 1849 fue asesinado Parkman, un rico filántropo de Chicago, su cuerpo fue incinerado en un horno de laboratorio por su asesino, su identificación fue posible por una prótesis de porcelana que resistió las altas temperaturas, lo que permitió no solo su reconocimiento sino también la inculpación del asesino. Otro hecho importante de destacar en la historia fue la identificación del cadáver de Adolf Hitler, realizada por su dentista personal a través de su ficha, prótesis y radiografías dentales. Vale la pena señalar también las identificaciones realizadas en grandes catástrofes y accidentes, como el caso del siniestro del buque Noronic en Toronto, Canadá, en 1949, donde murieron carbonizadas 119 personas, pudiéndose identificar 116 cuerpos por medio de radiografías dentales. En Venezuela el principal caso en el cual fue utilizada la Odontología Forense, para uso de identificación, data del año 1993 cuando nuestro país vivió una de las peores tragedias en los anales de su historia, y se vivió un luto colectivo, al producirse un accidente que causo la muerte de 53 víctimas y más de 70 heridos graves por incineración, este evento fue conocido como la tragedia de Las Tejerías, debido a la localización en la cual se dio el acontecimiento. Allí fue perforado de manera accidental, por una retroexcavadora, un gaseoducto perteneciente a la empresa CORPOVEN, filial de Petróleos de Venezuela, en el cual se trasportaba un gas licuado de alta peligrosidad y aun cuando se encontraba bajo tierra a un nivel adecuado fue alcanzado por la maquinaria que realizaba trabajos para la incorporación de un trayecto de fibra óptica para la empresa CANTV. La explosión fue inmediata generando una bola de fuego que alcanzo a numerosos vehículos que transitaban la Autopista Regional del Centro a nivel de Las Tejerías, provocando llamaradas de alta presión de más de cincuenta metros (50 mts.) de altura que consumió numerosos autos y dejo muchas víctimas fatales. En este caso fue necesario precisar de la Odontología Forense para la identificación cadavérica debido al calcinamiento total de numerosas víctimas, las cuales quedaron en un estado imposible de reconocer.

LA HUELLA DENTAL

La huella dental, es un término utilizado para designar las características individuales que presenta cada persona en su estructura bucal. Se estudian en ella los siguientes parámetros: detalles anatómicos dentales, rugosidades palatinas, presencia de restauraciones dentales y extracciones realizadas o ausencias de unidades dentales. Estos elementos nos brindaran un patrón único e irrepetible del individuo y serán considerados como una Huella Dental Fidedigna y científicamente comprobable. De tal manera que la Huella Dental, puede ser considerada como evidencia irrefutable a la hora de probar cualquier tipo de culpabilidad legal que lo amerite o reconocer a una persona que no pueda ser identificada, además gracias a ella también se puede determinar el sexo, la edad aproximada y en muchos casos existen detalles que indican la raza del individuo a identificar.


Bibliografía:
José R. La odontología forense. Una ciencia al servicio de la justicia. [Online].Anuario. Volumen 34, Año 2011. ISSN 1316-5852. Available from: http://servicio.bc.uc.edu.ve/derecho/revista/idc34/art10.pdf.

Diagnostico de la edad.

Definición de edad
El diccionario de la Real Academia de la Lengua define la edad como el “tiempo que una persona ha vivido, a contar desde que nació”. La fecha de nacimiento es, por tanto, el dato a partir del cual se calcula la edad del individuo cuando nos referimos a ella utilizando un criterio cronológico o vital. Pero no es éste el único criterio posible para referirnos a la edad de una persona. Podemos hablar de edad anatómica (grado de desarrollo físico), de edad mental (nivel de desarrollo de la inteligencia que expresa la edad cronológica que corresponde del modo más típico a determinado nivel de rendimiento) e incluso de edad social (grado de madurez alcanzado que permite hacer frente a las exigencias de nuestro entorno social, familiar,...)
La edad tiene una gran importancia en la vida administrativa, civil y penal del individuo. La mayoría de edad significa automáticamente (en ausencia de limitaciones intelectuales) adquirir la plena capacidad de obrar.
Según la legislación española, (artículo 12 de la Constitución y 315 del Código Civil) la mayoría de edad empieza a los dieciocho años cumplidos. La edad legal se establece, por tanto, en base a un criterio estrictamente cronológico. Sitúa al individuo en un contexto temporal variando de forma paralela al transcurso de éste, de forma que la edad es un elemento en continua mutación durante la vida del individuo. Cualquier indicación de la edad de un sujeto, se habrá de realizar con referencia a dos momentos concretos: el del examen (o el de los hechos) y la fecha de nacimiento, establecida habitualmente a partir de los elementos de carácter testimonial y/o documental (certificado o historial médico) que generan la inscripción en el Registro Civil.
Llegados a este punto se hace preciso subrayar la discrepancia de criterio entre el concepto de edad en términos legales y biológicos. Los conceptos de edad cronológica y anatómica no son directamente equiparables pues, mientras la edad cronológica sigue un curso continuo e inexorable (mañana o dentro de un año seremos exactamente un día o un año más viejos que hoy) la edad biológica, determinada a través del grado de maduración de ciertas estructuras anatómicas (esqueleto, dentición,...) presenta una evolución más irregular e inconstante, con aceleraciones, deceleraciones y detenciones, bajo la influencia de diversos factores tanto genéticos como ambientales muchos de ellos imposibles de determinar. Cada niño tiene su propio ritmo de crecimiento y maduración, que no es un simple reflejo de su edad cronológica. Afortunadamente, los estudios científicos pretenden acotar ese rango de variabilidad, dentro de unos márgenes predecibles.

Desarrollo dental y estimación de la edad
Erupción dentaria:
La edad dental puede ser estimada con precisión en la niñez, dado que en ese periodo muchos dientes se están desarrollando de manera simultánea.
La inspección visual de la erupción dental fue el primer método de estimación de la edad y el más utilizado. En un trabajo titulado “The Teeth a Test of Age”, Edwing Saunders propuso en 1837 al Parlamento Inglés utilizar la erupción dental como método para determinar la edad de los niños que eran empleados en las fábricas, cuyo límite legal se situaba en los nueve años. Durante mucho tiempo, y aún hoy en día en muchas partes del mundo en que no existen registros de nacimiento, el desarrollo dental se utiliza como un indicador de la edad en niños, adoptándose como criterio biológico-legal.
No obstante, aunque es un método rápido, barato y no muy influenciado por el error intra o interobservador, la erupción no es un buen indicador de la edad cuando se utiliza de forma aislada, debido a ciertos factores como la variabilidad interindividual o poblacional, anomalías de origen sistémico o local o el periodo de tiempo en el que no se producen cambios (por ejemplo desde los dos años y medio o tres en que finaliza por término medio la erupción de la dentición decidua hasta los cinco o seis en que comienza la erupción de la permanente).
Numerosos autores han investigado la cronología y secuencia de erupción en diferentes poblaciones. Algunas de estas investigaciones examinan la correlación entre la erupción dentaria y otros parámetros de desarrollo como el estudio de Lewis y Garn que valora, entre otros, parámetros tales como el crecimiento somático y sexual, personalidad y estado de salud, o el de Green que pretende establecer la correlación entre edad dental, esquelética, cronológica, peso y altura, encontrando una mayor correlación entre la edad dental y cronológica, superior a la existente entre la edad dental y la ósea. Hagg y Taranger  estudian la correlación entre la emergencia dentaria y el crecimiento máximo puberal, observando una baja correlación entre los indicadores de desarrollo somático y dental. Baume y cols  han demostrado cambios en la erupción dentaria relacionados con los niveles de hormonas hipofisarias.
Maduración dental:
La mineralización de las coronas de los dientes deciduos comienza sobre los 3 ó 4 meses de vida intrauterina continuando su calcificación tras el nacimiento durante el periodo neonatal. La formación de las raíces generalmente se completa entre el año y medio y los tres años de edad.
Por su parte, la mineralización de la dentición permanente dura aproximadamente unos nueve años, comenzando con el primer molar permanente en torno al momento del nacimiento.
El proceso de maduración dental se correlaciona con diferentes estadios de mineralización que pueden ser observados a través de registros radiográficos y experimenta cambios mucho más uniformes y graduales que la erupción. Está más controlado por factores genéticos y menos influenciado por factores externos que todos los demás criterios mensurables de maduración. Esta es la razón por la que se han desarrollado diversos métodos de estimación dental de la edad.
Todos los métodos de evaluación de la edad basados en la maduración dentaria siguen una misma sistemática. Primero se evalúa el estadio de desarrollo de cada uno de los dientes a partir de registros radiográficos, siendo el método de elección la radiografía panorámica u ortopantomografía (OPT). A continuación, el estadio de desarrollo se relaciona con la edad correspondiente al mismo, derivada del estudio de una muestra de edad conocida. Este método de estimación se basa en evaluaciones subjetivas de los estadios y posee ciertos defectos. Por otra parte ha de tenerse en cuenta la variabilidad biológica en el desarrollo de cada uno de los dientes.
Debido a las diferencias existentes entre métodos y poblaciones de distinto origen, estos elementos han de ser expresados, así como el intervalo de confianza. Numerosos estudios han proporcionado escalas de maduración, tanto en dentición decidua como permanente, en diferentes poblaciones, identificando sucesivos estadios de desarrollo, aunque presentan diferencias en la metodología empleada (métodos longitudinales frente a transversales, definición de los estadios evolutivos,...). La mayoría de estos métodos de estimación de la edad presentan durante el periodo infantil, en que puede observarse el desarrollo simultáneo de varios dientes, variaciones de unos 2 años respecto a la media para intervalos de confianza del 90-95%, lo que indica una exactitud bastante baja.
Estudios realizados sobre muestras de edades conocidas, presentan diferencias de unos 6 meses respecto a las edades reales.
Nolla  clasificó el desarrollo dentario en 10 estadios de calcificación, desde el estadio de cripta hasta el cierre apical de la raíz. El estudio de Nolla advirtió que el desarrollo de la mineralización comenzaba y finalizaba antes en el sexo femenino, aunque no parecían existir diferencias en la secuencia de finalización del desarrollo. El método de Nolla es uno de los más utilizados en la clínica como procedimiento para la estimación del desarrollo de la dentición permanente. Diversos estudios, aplicando el método de Nolla encuentran un error medio de estimación, para el 95% de intervalo de confianza, de unos dos años.
Uno de los sistemas más universalmente utilizados para valorar el grado de desarrollo de la dentición permanente es el propuesto por Demirjian Goldstein y Tanner a partir del análisis de una muestra de niños de origen franco-canadiense. El método original valora el grado de calcificación de los siete dientes de la hemiarcada mandibular izquierda, excluyendo el tercer molar, a partir de registros radiográficos. Se establecen 8 estadios de maduración en cada diente (A a H), desde el inicio de la calcificación de la corona hasta el cierre apical de la raíz, de manera similar al método de Nolla. Se atribuye a cada diente un estadio de formación, que se convierte en una puntuación, en función del sexo, siguiendo la misma técnica matemática utilizada para la valoración de la maduración esquelética por el método de Tanner-Whitehouse. Se suman las puntuaciones de los siete dientes, obteniendo la denominada puntuación de madurez dentaria en una escala de 0 a 100. Esta puntuación se transforma, a partir de las tablas correspondientes, en edad dentaria. El método tiene el inconveniente de que no incluye la valoración de los terceros molares, por lo que sólo puede ser utilizado para edades preadolescentes.
Con posterioridad, este mismo autor ha desarrollado actualizaciones del método original, proponiendo un sistema de valoración de cuatro dientes (ambos premolares y molares) con estándares distintos.
En todos los casos, dado que el desarrollo madurativo es diferente en ambos sexos, deberá determinarse el sexo previamente.
La gran difusión de este método como procedimiento para estimar la edad en el periodo infantil, ha hecho que los resultados del estudio de Demirjian hayan sido comprobados en otras poblaciones. Numerosos trabajos desarrollados en los últimas décadas demuestran un ligero retraso de la maduración de la población franco-canadiense original, lo que provoca una sobreestimación cuando se aplican los resultados originales de este método a otras poblaciones. Dicha sobreestimación oscila entre unos meses y varios años de edad, recomendándose el uso de estándares basados en estudios realizados sobre la misma población sobre la que se van a aplicar.
Buscando un modelo estadístico más ajustado, que explique lo mejor posible la correlación entre el grado de maduración dental y la edad cronológica, Teivens y Mönstard han desarrollado recientemente diversas funciones matemáticas como modificación al método original de Demirjian, obteniendo los mejores resultados cuando se aplica un modelo de regresión cúbica (R2 = 0,95). Este modelo ha sido ensayado en un estudio comparativo entre sujetos de población sueca y coreana, demostrando diferencias estadísticamente significativas, con un desarrollo más temprano en la población sueca, estimado en 2 meses para varones y 6 meses para mujeres.

El tercer molar en la estimación de la edad
La estimación de la edad se complica una vez se ha producido el cierre apical de las raíces del segundo molar permanente (aproximadamente a los 14 años) debido a la variabilidad que presenta el desarrollo del tercer molar. El tercer molar es el diente con mayor frecuencia de agenesias y el más irregular en su secuencia de maduración y, al contrario que en el resto de la dentición, ésta suele ser más precoz en varones que en mujeres.
A pesar de ello, el continuo aumento de la inmigración de jóvenes de países del tercer mundo a los países industrializados, y la necesidad de contar con un procedimiento fiable y seguro de estimación de la edad cuando se carece de documentación que acredite la fecha de nacimiento, está impulsando el desarrollo de estudios basados en la maduración del tercer molar desde hace años  único diente en proceso de maduración en edades juveniles, especialmente debido a que su grado de mineralización puede ser fácilmente determinado a partir de un método no invasivo como es la radiología.


Bibliografía: 

PRIETO, J.L.. La maduración del tercer molar y el diagnóstico de la edad: Evolución y estado actual de la cuestión. Cuad. med. forense [online]. 2008, n.51, pp. 11-24. ISSN 1135-7606.

Comportamiento de los tejidos dentales a altas temperaturas con fines forenses

En Colombia la situación política, social y económica de los últimos 25 años desencadenó una crisis de valores que desvirtúa el derecho y respeto por la vida de los seres humanos, evidenciado en un índice promedio de más de 60 muertes violentas por 100, 000 habitantes.
En cuanto a muertes relacionadas con quemaduras y según el último informe del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en 2005 hubo 237 casos de muertes por explosivos y minas antipersonales, 154 quemados por fuego y 200 electrocutados, donde la identificación se desarrolló a partir de las huellas dactilares y la carta dental, de acuerdo con la Ley 38 de enero de 1993, que unifica la dactiloscopia y adopta la carta dental como sistemas de identificación en Colombia.
Históricamente, los dientes han sido los primeros elementos estudiados para establecer la identidad de las personas fallecidas, cuando quedan irreconocibles por las características de la causa de muerte y por la magnitud de la destrucción corporal. Esto es posible debido a que pese a las condiciones extremas de muerte, los dientes son las estructuras que mejor se conservan del cuerpo humano; en efecto, el esmalte dental es el tejido más duro del organismo y se preserva en situaciones extremas de pH, salinidad, humedad, altas temperaturas.
No obstante su alta resistencia, se debe tener en cuenta que los dientes, articulados funcional y fisiológicamente en los alvéolos del maxilar y la mandíbula, se encuentran protegidos por tejido óseo esponjoso y cortical, y por tejidos blandos mucosos, epiteliales y musculares, que en el caso de exposición a altas temperaturas los aíslan durante algún tiempo.
La identificación a través de los dientes de un individuo quemado, carbonizado o incinerado se hace al comparar los registros post-mortem con la historia clínica odontológica pre-mortem a través de información proporcionada por el sistema estomatognático.
Norrlander clasifica las quemaduras corporales en cinco condiciones:
1. Quemaduras superficiales.
2. Áreas de la epidermis destruidas.
3. Destrucción de la epidermis y dermis y áreas de necrosis en tejidos subyacentes.
4. Destrucción total de la piel y tejidos profundos.
5. Restos cremados.
Dentro de esas categorías a los odontólogos se les llama para ayudar a identificar las víctimas quemadas en las clases tercera, cuarta y quinta, donde la destrucción de los tejidos es extensa y no es posible identificarlas por métodos convencionales como reconocimiento visual o huellas dactilares.
Así, resulta evidente que la verificación de la identidad de víctimas quemadas se dificulta según las condiciones postmortem de la evidencia y de la cantidad y calidad de la información pre-mortem, y que debido a la poca investigación científica experimental se limita el empleo de métodos eficaces que determinan positivamente las características de algún material de uso odontológico específico deformado por las altas temperaturas. Las comparaciones o cotejos más frecuentes se realizan a partir de tratamientos odontológicos como restauraciones protésicas y obturaciones, rasgos morfológicos dentales y óseos individualizantes, variaciones patológicas individuales y obtención de ADN de la pulpa en dientes que no se hayan afectado por las altas temperaturas.
Quizás el primer proceso de identificación odontológica en un desastre producido por acción del fuego que se informa en la literatura, fue el presentado por el Dr. Oscar Amoedo en 1897 ante el Congreso Médico Internacional de Moscú con el nombre «Función de los dentistas en la identificación de las víctimas de la catástrofe del Bazar de la Caridad», que tuvo lugar el 4 de mayo del mismo año en París. Los 30 cuerpos que resultaron quemados y que no se pudieron identificar visualmente o a través de los despojos de ropas y objetos personales lo fueron por métodos odontológicos.
Otra identificación famosa fue la de los cadáveres deformados por el fuego de Adolfo Hitler y su mujer Eva Braun Hitler. Las investigaciones de peritos rusos en los archivos del odontólogo del Führer, y las indagaciones a la auxiliar de éste y al laboratorista dental, permitieron identificar a Hitler por medio del cotejo de los registros post-mortem obtenidos en la necropsia con la historia clínica odontológica y las radiografías dentales, pues se lograron 26 concordancias (prótesis parcial fija superior anterior, prótesis parcial fija cantilever inferior, obturaciones en oro, porcelana y amalgama, endodoncias y alteraciones periodontales en dientes inferiores anteriores). Para la identificación de la esposa se observaron una prótesis parcial fija inferior derecha en oro y porcelana y una obturación en distal del premolar superior izquierdo que iba a funcionar como apoyo de una prótesis parcial fija que nunca se realizó.
En Colombia, el Dr. Yesid Valdéz, pionero de la odontología forense, con los estudiantes de odontología de la Universidad Javeriana contribuyeron, primero con la identificación de los cuerpos quemados de las víctimas del holocausto del Palacio de Justicia en 1985 (exhumadas once años después por orden de la Fiscalía General de la Nación para realizar la identificación y reconstrucción facial de los restos óseos, y cotejarlos con los protocolos de necropsia, bajo la asesoría del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia). Otro tanto se hizo con la identificación de los cadáveres incinerados a través del examen dental de las víctimas de la explosión del avión de Avianca en 1989.
De igual forma son numerosos los casos de individuos quemados, carbonizados e incinerados que los odontólogos forenses del Cuerpo Técnico Investigativo de la Fiscalía General de la Nación y del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses resuelven en el medio colombiano, cuando hay accidentes de diversa índole (grandes desastres, accidentes automovilísticos y colisiones de aeronaves que incluyen conflagraciones), así como la situación de orden público que acontece en el país, donde la cremación pre- y post-mortem de los cadáveres, las víctimas por ataques terroristas y el empleo de artefactos explosivos, son cada vez más frecuentes.
Por tal razón, la comprensión de los cambios físicos macro y microestructurales que ocurren en los tejidos dentales y en los materiales de obturación dental al ser sometidos a altas temperaturas, podrá eventualmente, apoyar la evaluación de los restos humanos quemados, carbonizados o incinerados para determinar qué tipos de tratamientos odontológicos existían en la boca y los biomateriales dentales con que se elaboraron, lo que permitirá aplicar cotejos pre- y post-mortem con la historia clínica odontológica y establecer la identificación fehaciente de un individuo o sus restos mortales. Por tanto, los resultados expuestos en esta investigación contribuyen a la generación de nuevo conocimiento en el área de la odontología forense, específicamente en el campo de la identificación odontológica.

Bibliografía: 


Moreno Sandra, León Miguel, Marín Liliana, Moreno Freddy. Comportamiento in vitro de los tejidos dentales y de algunos materiales de obturación dental sometidos a altas temperaturas con fines forenses. Colomb. Med.  [serial on the Internet]. 2008  Mar [cited  2015  Oct  08] ;  39( 1 Suppl 1 ): 28-46. Available from: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-95342008000500004&lng=en.